domingo, 25 de abril de 2010

La Costa de Plata



Victor Hugo de visita en el país de Vizcaya escribía:
"No conozco lugar más encantador ni magnífico que Biarritz...
En ninguna parte he visto al viejo Neptuno derribar a la vieja Cibeles con más poder, con más alegría y grandeza. Toda esa costa está llena de murmullos. El mar de Gascuña la roe y la desgarra y prolonga su inmenso susurro en los arrecifes... Con su población cordial, sus alegres casas blancas, sus anchas dunas, su fina arena, sus grutas enormes y su mar soberbia, es Biarritz un sitio admirable. Mi único temor es que se ponga de moda... En ese caso Biarritz este pueblo tan agreste, tan rústico y honrado aún, padecería del mal apetito del dinero sacra fames. Biarritz pondrá álamos en sus eminencias barandillas a sus dunas, escaleras a sus precipicios, quioscos en sus rocas, bancos en sus grutas, pantalones a sus bañistas"......
Se ha cumplido la profecía del poeta Acabamos de evocar la creación espontánea de Arcachón ¿Que diremos pues de Biarritz?No era un desierto, sino un humilde pueblecito de pescadores. Esa playa célebre orlada por las rocas del cabo San Martín, el acantilado del Cout, la Costa del Molino, las rocas de la Chinauga y el promotorio de la Atalaya, tentó ya, en el siglo XVIII a algunos naturales de Bayona que iban allí a bañarse en un medio de locomoción pintoresco y singular cuyo recuerdo se conserva aún.
(Fragmento extraído de La Costa del Plata de Armand Praviel 1926)

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