sábado, 28 de abril de 2012

"Itsastarrak, el mar en la obra de Ortiz Echagüe

 Ortiz Echagüe"(nacido en Guadalajara 1886 – Madrid 1980) las fotografías realizadas por el artista en los pueblos costeros de Gipuzkoa durante las décadas 20 y 30. Las obras de arte localizadas en las zonas de Pasaia, Orio, Zumaia u Ondarroa dan fe del carácter y modo de vida de los marineros de Euskal Herria en caras de gran expresividad y profundidad.Su producción fotográfica referida al País Vasco y Navarra dio lugar a un variado repertorio en el que se incluyen algunas de sus imágenes de mayor elegancia y glamour, como es el caso de la titulada En el parque de Ayete (1912). Guipúzcoa despertó en Ortiz-Echagüe un interés muy especial por el medio marino; fue el único lugar en el que retrató a gentes del mar ya fuera haciéndolos posar para conseguir rotundas imágenes de primeros planos, ya fuera capturándolos en las labores del quehacer cotidiano de estos personajes "intrahistóricos". 
  De todas las imágenes dedicadas al tema del mar, sin lugar a dudas, sus Remeros vascos, constituyen la serie de fotografías más destacada. Realizados a fines de la década de los 20 y comienzos de la siguiente, en los lugares de Orio, Pasajes, Ondárroa o Zumaya, José Ortiz-Echagüe mostraría una fuerte fascinación por la fortaleza de estos hombres que a diario tienen que enfrentarse a un medio hostil y amenazador como es el mar. Remeros jóvenes o entrados en años, vistos de frente o de perfil, ataviados con sus rígidas "xiras" que los protege de la continua lluvia; llevan el remo entre sus recias manos que se convierte en un elemento estructurador de la composición. José Ortiz-Echagüe aprendió, entre otras cosas, de su hermano Antonio, el pintor, que la expresión de una figura humana no sólo radica en la mirada o en el gesto de la boca; las manos cumplen también un papel de primer orden por lo que siempre adquieren un protagonismo destacado en retratos de este tipo en las que los personajes ocupan la mayor parte de la superficie de la toma mientras que los fondos o han desaparecido o simplemente se han convertido en un telón desvaído que ayudan a concentrar la atención en la figura.En Navarra, los Bosques de Roncesvalles causaron una honda fascinación en el fotógrafo hasta el punto de realizar hasta doce versiones distintas del mismo asunto, en las que juega con los contrastes intensos de luces y sombras, con la sinfonía de tonos plateados que recorren los troncos de las hayas o con la presencia romántica de la figura del caminante que aparece en varias de sus tomas

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